PORTA FOLIO
ARTE Y COM II
Por Melissa Báez
20130242
Diario: Arte Cristiano
CULTURA BIZANTINA
Por Melissa Báez R.
Los orígenes de la gran civilización conocida como el Imperio Bizantino se remontan al año 330 d.C., cuando el emperador romano Constantino I fundó Constantinopla, una “nueva Roma” en el sitio de la antigua colonia griega de Bizancio. Aunque la mitad occidental del imperio romano se derrumbó y cayó en el año 476, el Imperio Romano de Oriente le sobrevivió por 1.000 años más.
CULTURA BIZANTINA
Su importancia tanto para el mundo oriental como para el occidental es innegable pues fue resultado de una civilización en la que se mezclaron elementos griegos, latinos, orientales y cristianos, y alcanzó su madurez, especialmente en el arte, en el siglo VI, bajo el reinado de Justiniano, como puede observarse en la hermosa basílica de Santa Sofía en Constantinopla, construida en esa época. La actividad artística más cultivada o, por lo menos, cuya herencia es más rica, fue la arquitectura. Los templos y basílicas bizantinos tienen bóvedas de piedra labrada, abundancia de cúpulas y ventanas con arco de medio punto. Los muros interiores de los principales monumentos están decorados con pinturas al fresco y con mosaicos. El arte bizantino ejerció profunda influencia en el arte medieval de Europa occidental, sobre todo en Italia, pero en mayor medida aún en el arte religioso del próximo Oriente, de Grecia, los Balcanes y Rusia. La literatura bizantina utilizó el griego antiguo. No fue hasta el siglo XII cuando se escribieron obras en latín y se cultivaron la historia, la teología, la filosofía y la jurisprudencia. Uno de los mayores aportes a esta última ciencia fue la recopilación del Derecho Romano, ordenada por el emperador Justiniano, en el siglo VI. Conservadores de gran número de textos griegos clásicos, los autores bizantinos se dedicaron a la labor de traducir, estudiar, anotar y criticar las grandes obras científicas y literarias griegas. La fuerza de Bizancio radicó en que influyó culturalmente en los países de Europa Oriental y los que tienen parte de su territorio en el continente asiático: Turquía y Rusia.
ARTE BIZANTINO
En el Imperio Bizantino se conjuga el arte clásico griego y romano con las tendencias de Oriente. Esto influyó en Europa y el arte musulmán. Justiniano embelleció Constantinopla con grandes edificios, como la iglesia de Santa Sofía, obra cumbre de la arquitectura bizantina (ver la fotografía superior) y el Palacio Imperial. Otros edificios destacables son la catedral de San Marcos en Venecia y la basílica de Rávena. Desarrollaron la tecnica del mosaico, la orfebrería y la decoración de objetos de marfil.
ARQUITECTURA BIZANTINA
La arquitectura bizantina es heredera de la arquitectura romana y la arquitectura paleocristiana. Fue Cristo el tema central. Es una arquitectura esencialmente religiosa, aunque no faltaron los edificios civiles de importancia. Muestra una marcada predilección por el ladrillo como material de construcción (aunque disimulado por lajas de piedra en el exterior y por suntuosos mosaicos en el interior). Aunque utiliza la columna (destaca la sustitución del ábaco por el cimacio), su innovación más característica es el uso sistemático de la cubierta abovedada. Los tipos de bóveda más utilizados son la de cañón y la de arista, pero destaca sobre todo la cúpula, con su característica base sobre pechinas (aunque también se empleó ocasionalmente la cúpula sobre trompas). En cuanto a la planta, la más frecuente en los templos es la de cruz griega, con una cúpula en la intersección de las naves. Es frecuente que los templos, además del cuerpo de nave principal, posean un atrio o narthex, de origen paleocristiano, y el presbiterio precedido de iconostasio, llamada así porque sobre este cerramiento calado se colocaban los iconos pintados. En la historia del arte y la arquitectura bizantinos suelen distinguirse tres períodos o «Edades de Oro». La Primera Edad de Oro tiene su momento más representativo en la época de Justiniano, y sus edificios más destacados son laiglesia de los Santos Sergio y Baco, la de Santa Irene y, sobre todo, la de Santa Sofía, todas ellas en Constantinopla. La Segunda Edad de Oro coincide con el renacimiento macedónico (siglos IX, X y XI). Sigue siendo la iglesia de planta central cubierta con cúpula el modelo fundamental. Son frecuentes las iglesias de planta de cruz griega inscrita en un cuadrado, con los brazos de la cruz cubiertos con bóvedas de cañón, y cinco cúpulas, una en el centro y otras cuatro en los ángulos. El prototipo era la Nueva Iglesia (Nea) construida por Basilio I, hoy desaparecida. Algunas iglesias destacadas son la iglesia de los Santos Apóstoles en Constantinopla, Santa Catalina de Salónica, la catedral de Atenas y la basílica de San Marcos de Venecia. La Tercera Edad de Oro comienza tras la recuperación de Constantinopla en 1261. Es una época de difusión de las formas bizantinas, tanto hacia el Norte (Rusia) como hacia Occidente. Las novedades de este período son más bien decorativas que estructurales. Destacan iglesias como Santa María Pammakaristos en Constantinopla, las iglesias del monte Athos o el conjunto de iglesias de Mistra, en el Peloponeso.
